Sarah Burton logra nuevamente una colección femenina, bonita y usable pero es un poco triste ver como poco a poco la marca Alexander McQueen va perdiendo esa esencia extravagante, irreverente, arriesgada y rockera que tenía el enfant terrible McQueen.
La colección me gusta y mucho, pero no cubre completamente mis expectativas de lo debe de ser un Alexander McQueen. Cabe mencionar que yo era de las principales defensoras de Sarah Burton y es que la mujer ha hecho un gran trabajo, su talento es indiscutible. Quizá el problema soy yo y simplemente debo sacar de mi cabeza lo que fue la marca y disfrutar el presente.